Rodolfo Llopis
El 27 de febrero de 1895 nace en Callosa de Ensarriá (Alicante), Rodolfo Llopis Ferrándiz. Su padre, guardia civil, participó como voluntario en la guerra de Cuba de la que regresó irreconocible; ya en Alicante, se codea con la sociedad liberal alicantina lo que le permite procurar para su hijo una educación acorde con sus ideas enviándolo con maestros sabían orientar, trabajar y alentar a los niños. Con apenas trece años accede a la Escuela Normal de su ciudad; con quince años obtiene el título de maestro.
Las ocupaciones del padre llevan a la familia a Madrid donde continúa su formación en la Institución Libre de Enseñanza, a la vez se inicia en el periodismo, participando en una revista del Magisterio. En 1912, obtiene un puesto de lector de español en la Escuela Normal de Auch, a unos 80 Km. de Toulouse, donde aprende la lengua francesa que tanta falta le hará tras la guerra civil.
De nuevo en Madrid, es admitido el primero de su promoción para estudiar en la Escuela de Estudios Superiores de Magisterio lo que lo facultaría para impartir clase a los futuros maestros. Las huelgas revolucionarias lo incitan a formar un sindicato de maestros que acabará integrándose en UGT como núcleo de la Federación de Trabajadores de la Enseñanza.
En 1919 es destinado a la Escuela Normal de Cuenca, donde constituye con otros el Partido Socialista Obrero Español, desde allí acude, a partir de 1923, a Madrid para participar en las reuniones de la Logia Ibérica, n.º 7, del Grande Oriente Español. En esa misma ciudad junto a compañeros que trabajan en La Lucha, «periódico defensor de la clase obrera», participa en la exclaustración de dos monjas retenidas en un convento por las autoridades eclesiásticas, la actividad de los «libertadores» tendría ciertos puntos de contacto con la obra de Galdós, Electra, nombre que acabaría recibiendo el triángulo masónico fundado por él en la ciudad.
Como concejal de Cuenca, tras una ardua Lucha contra las fuerzas clericales y cavernarias, consigue ser declarado «persona non grata».
Rodolfo Llopis viaja por Europa becado por la JAE (Junta de Ampliación de Estudios), recopilando información sobre los «nuevos sistemas de organización de las escuelas normales». Colabora asiduamente en el diario El Sol a la vez que profundiza en el estudio de los sistemas pedagógicos, filosóficos y políticos donde manifiesta una cierta heterodoxia a la vez que aboga por la «perpetua renovación del PSOE» en aras a conseguir por fin una República en España.
En 1930 viaja a Montevideo para participar en el I Congreso de Maestros Americanos, tras el que se desplaza por el subcontinente para tener contacto con sus Hermanos de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay. «Como una parte de la clase política republicana y de izquierdas de la época, halló en la masonería un lugar de encuentro, una escuela de formación y una cierta plataforma de actuación, que le interesó fuertemente» (J. Ignacio Cruz, Rodolfo Llopis. Análisis de una biografía masónica).
Junto a Marcelino Domingo, ministro de Educación, Llopis en tareas de Director General de Enseñanza Primaria, aborda la completa transformación de la educación en España con una política de construcción de escuelas, una mayor exigencia en la formación de los maestros, la implantación de la coeducación en las Escuelas Normales, la creación de miles de puestos de trabajo en todo el territorio, la subida significativa de los sueldos, la creación de la inspección central de Enseñanza Primaria y la definición de la tarea del inspector. Semanas pedagógicas, Museo pedagógico, Misiones pedagógicas…
Fue además diputado durante las tres legislaturas republicanas por Alicante, y estuvo muy ligado ideológicamente a Largo Caballero.
Tras la guerra civil se exilia en Francia donde se adscribe primero a la Logia Reconstrucción de Toulouse y después a la Franklin Rooselvet en Montouban, ambas de la Gran Logia de Francia. Participaba también, en sus viajes, en Tenidas con los talleres integrados por españoles en el exilio.
En política participa activamente en el gobierno republicano en el exilio llegando a ser Presidente del Consejo de Ministros y Secretario General del Partido Socialista, prácticamente inexistente en la península, hasta el famoso Congreso de Suresnes en 1970 cuando fue derrotado por los socialistas del interior, liderados por el compañero Isidoro (Felipe González), en ese congreso el PSOE se pronuncia por «la constitución de una República Federal».
Falleció el 21 de julio quien encarnó «la autenticidad socialista», aquel que lucho por «renovarse sin renegarse». Este gran hombre, hoy prácticamente olvidado, está enterrado en Albi (Francia).