Logia Mozart
logia masónica de Madrid
masonería mixta adogmática liberal

Mario Roso de Luna

Un ilustrado, un iluminado...

Tengo que reconocer que, seguramente para la mayoría de los ciudadanos, no tuve conocimiento de la figura de Mario Roso de Luna hasta un buen tiempo después de mi iniciación en Masonería.

Oí hablar de él a alguno de los hermanos de mi logia, pero sinceramente no indagué en exceso sobre su figura. Quizás en aquella época como joven, y joven aprendiz, mis intereses giraban entorno a otros conocimientos. Fue con el tiempo cuando volví a tropezar con el Hermano Mario Roso de Luna, y fue al tratar de conocer algo mas sobre el autor de un magnífico y brillante libro titulado La Masonería Española en Presidio. Su autor el Dr. Eduardo Alonso, compartía con Roso de Luna no solo una fuerte amistad, sino que este se considerara discípulo del Dr. Mario Roso de Luna, y que además compartían nombre simbólico, Prisciliano. Indagando sobre Prisciliano, conocí esta relación.

Con el tiempo de nuevo Mario Roso de Luna se cruzó en mi camino, en un “vagabundeo” en el Rastro de Cádiz. Ese paseo despreocupado mirando baratijas y cosas que pretenden ser antiguas, donde la mayoría no pasan de viejas… dos libros forrados con papel de un periódico ingles llamaron mi atención. Al abrirlos descubrí que se trataba de…

La lectura de estos libros me llevó a comprender mejor la figura de este prohombre extremeño. Y sobre todo a conocer la potencia de su visión, de su filosofía y me empujó a conocer mejor su papel e impronta en el seno de la Masonería.

Mario Raimundo Antonio Roso de Luna, nació en Logrosán (Cáceres) el 15 de marzo 1872. Se crió en una familia profundamente conservadora y católica. Su padre, José Roso y Bover, era ingeniero y llegó a Logrosán para trabajar en el ferrocarril y más tarde en las minas de fosforita.

Se casó con Trinidad Roman, y tuvo dos hijos, Sara e Ismael. Sara, sería la mejor discípula de su padre, siendo modelo de mujer culta y de gran bondad. Su hija fue una “rara avis” en aquella época en la que las mujeres carecían de derechos civiles y vivian sometidas a las decisiones de sus maridos o padres. Pero en esa crianza también apareció la visión heterodoxa de Roso de Luna. Mario Roso de Luna fue una persona de amplia y diversa formación académica y sobre todo cultural, filosófica y cultural. Como dice el titulo de este texto le podríamos considerar un Ilustrado, un hombre de la Luces que abarco diversas y diferentes disciplinas.

Su formación inicial fue la de abogado profesión en la que él mismo reconoció que fracasó, por altruista, honesto e insobornable. No debemos olvidar los estándares de la época en la que vivió.

En uno de sus viajes a Paris entró en contacto con la Teosofia, y la disciplina de Helena Petrovna Blavatsky, Esta disciplina le fascino y acabo convertido en uno de los discípulos mas aventajados y un verdadero exponente y referente en aquella España decimonónica. Tal su impresión que durante tiempo dedicó horas enteras a la experimentación científica y la investigación de las diferentes teorías metafísicas que promulga la Teosofia. Llegó a ser conocido como el Mago Rojo de Logrosan (siendo este un acróstico de su propio nombre).

En sus artículos son constantes las referencia Teosóficas. Y en la recopilación de estos artículos podremos comprobar con que facilidad se movía en temas de Arqueología, Física, Química, Historia, Sociología y, dentro del estudio de las religiones, la Filosofía y la Literatura. Como autodidacta profundizaba en estas áreas, entre la Biblioteca Nacional y la del Ateneo de Madrid.

Fue precisamente el Ateneo de Madrid donde también ejerció un papel significativo porque los propios periodistas recurrían a él para hablar de asuntos internos y porque fue miembro varias veces de su directiva y presidente de la sección de Ciencias y de la de Música. Los conflictos entre grupos de socios y la censura política hicieron que, al cerrar un tiempo el Ateneo sus puertas, Roso acordara con otros teósofos abrir un nuevo espacio para el debate. Fue en 1930 y se mantuvo funcionando apenas cuatro años. En ese caldo de cultivo tan fértil, en 1928 fundó, junto a su amigo, el doctor Eduardo Alfonso, la Schola Philosophicae Initiationis y la conocida, por fotografiada, “Casa del Filósofo”.

Antes de abordar la vida masónica de Roso de Luna déjenme que exprese que si bien, en aquella época, muchos masones eran a la vez Teosofos, la Masoneria no tiene una relación directa con la Teosofía y viceversa. Digamos que la Masoneria como Orden Iniciatica, escuela de pensamiento y construcción de ciudadanos, puede tener puntos en común fundamentalmente en una moral compartida o en un diseño y percepción del mundo, pero la aproximación al conocimiento y sobre todo los métodos o creencias promulgadas por la Teosofia le son ajemos a la Masonería.

Sin duda alguna, la vertiente masónica en su vida fue de mayor importancia de lo que nos puede revelar la documentación que sobre esta faceta suya se conserva. A sus cuarenta y cinco años, fue iniciado en la sevillana logia de Isis y Osiris n° 377; bajo la Obediencia del Gran Oriente Español, potencia masónica que años atrás fundara D. Miguel Morayta Sagrario. Ese mismo día, 5 de enero de 1917, adoptaba como nombre simbólico, para su vida dentro del taller, el de Prisciliano.

La iniciación de Roso de Luna se produjo en el mismo taller en el que Diego Martínez Barrio (simbólico Vergniaud) ostentaba la veneratura. La logia Isis y Osiris de Sevilla concedía a Roso, a los cuatro días de su iniciación, los grados de compañero y maestro, algo que desde luego es precipitado, pero como hemos dicho anteriormente otros tiempos se vivian en aquella España.

D. Mario pedía su baja en la logia sevillana en diciembre de ese año, para poder unirse a una Logia Madrileña. Comenzaba así su etapa mas fértil, como masón, en la capital de España. Pero no dejo de sentirse vinculado a las logias andaluzas.

Aparece posteriormente, el 7 de febrero de 1918, como miembro y con el grado 4º en la logia Fuerza Numantina n° 355 de Madrid, taller en el que figura en diferentes cuadros:

— 1 de enero de 1919, grado 4º, Orador.

— 31 de marzo de 1920, grado 9º, Orador.

— 13 de noviembre de 1920, grado 33°, Orador.

— 24 de febrero de 1921, grado 33°, Orador.

El 7 de octubre de 1918, auspiciado ya en la logia Fuerza Numantina, Don Mario Roso de Luna se reúne con varios hermanos masones en Miajadas (Cáceres) acordando constituir un triángulo, a la vez que cobijan la esperanza de que no pasaría mucho tiempo para convertirse en logia. Sometidos a la jurisdicción del Gran Oriente Español, ocupaba la presidencia el venerable Roso de Luna, quien con arreglo al ritual constituyó el triángulo Miajadas Libre en Miajadas.

Previamente colaboró en la creación de la logia Hispanoamericana en Madrid, taller bajo cuya “égida” se ubicaba el triángulo cacereño.

En breve tiempo su curriculum masónico alcanzó el cénit; en marzo de 1920 obtenía el grado 18° de Caballero Rosa Cruz, y el 31 de octubre ya figuraba en posesión del grado 33°, último grado del Rito Escocés Antiguo y Aceptado. Hay registros de su pertenencia al Capítulo Rosa Cruz Esperanza de Madrid.

D. Mario Roso de Luna fallecia en noviembre de 1931. Después de haber asistido a “la Gran Comida Anticlerical”, parece que se sintió indispuesto no volviendo a salir de casa hasta el día de su fallecimiento.

El Boletín Oficial del Gran Oriente Español, coincidiendo con la fecha de su muerte, publicaba en diciembre de 1931 una biografía de él: “El día 8 de noviembre último pasó al Oriente Eterno este francomasón eminente. Su muerte ha sido una pérdida irreparable para la Orden y para la Ciencia…

Ha pagado pues, el H. Roso de Luna su tributo a la Naturaleza, pero entre nosostros queda el ejemplo de sus virtudes excelsas, que han de servirnos de norma a los que quedamos aún luchando por el bienestar moral colectivo y por el de nuestra Orden en particular

La vida y obra de este masón, filosofo, poeta, astrónomo, y mil y una cosa mas, es tremendamente amplia y compleja para relatarla en estas pocas líneas. Pero confio en que se haya despertado, en el lector, la curiosidad de indagar en esta figura de tanta Luz.

Y en esas búsquedas es indispensable acudir a la obra y publicaciones de Esteban Cortijo quien posiblemente sea el mejor y mayor conocedor de la vida, obra y pensamiento del Mago Rojo de Logrosan.

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