Ramón y Cajal
Premio Nobel, fotógrafo, científico y honesto defensor de la ciencia… hablamos del Doctor Santiago Ramón y Cajal como personaje ilustre de la masonería española. Como masón, también como español y como persona comprometida en la búsqueda de la verdad el Querido Hermano Santiago representa un ejemplo viviente.
Destacado en honestidad, recobran vida sus palabras cuando planteaba “curarnos del prurito de la retórica” considerándola “como plaga desastrosa de nuestra España y causa muy poderosa de nuestro atraso científico”. Fue un personaje preocupado por las tensiones nacionalistas y combatió postulados pseudocientíficos que diferenciaban el cráneo catalán de otros tipos de cráneo en la península, aunque esto significara contradecir a compañeros con los que procesaba afecto y cariño.
Siempre su mano abierta a todos aquellos que solicitaban su ayuda, siendo una muestra de ello el epistolario del Querido Hermano. Igualmente, por su total ausencia de ambición (como el mismo reconoce en el discurso ante la Real Academia de Ciencias Exactas Físicas y Naturales el 5 de diciembre de 1897) le llevó a posponer de forma cortés su ingreso en la RAE, o a rechazar el cargo de ministro de Salud e Instrucción Pública. Incluso se redujo un 40% su salario cuando ostentó el cargo de director del Laboratorio de Investigaciones Biológicas. Un ejemplo en tiempos de corrupción su prueba constante de ser un hombre libre y probo.
Sabemos que ingresó en Masonería a los 25 años y perteneció a la Logia Caballeros de la Noche n.º 68 del Grande Oriente Lusitano Unido, perdiéndose su pertenencia a partir del grado de compañero en 1878, aunque no su notoriedad en su vida diaria.
Los masones no solo nos sentimos orgullosos de Ramón y Cajal al haber sido galardonado con el premio Nobel, sino también de aquel que le enseñó el método de Golgi que hizo posible su reconocimiento. Este fue el hermano Luís Simarro, notable psiquiatra y neurólogo, perteneciente a la logia Ibérica n.º 7 de Madrid, quien ocuparía varios cargos en el Supremo Consejo del Grado 33 del Consejo Supremo de la Orden, y que posteriormente formarían el Grande Oriente Español.